Familiares

Imagen de Josep Fonti

Raviolis para despistar

Ella mira al frente. El paso de los años cuelga de sus mejillas.

Él está en la cocina, no muy lejos.

Ella sigue mirando al frente. Los ravioli, en el agua, como peces locos. La miro y se da cuenta.

- ¿Tú donde vives? –pregunta por quinta vez.

 - En Paris.

 - ¡Qué horror! –por quinta vez también.

Mi abuelo vuelve de la cocina. El ravioli, humeante, pinchado en un tenedor. La mano libre, debajo. El anillo de compromiso, soldado.

Mi abuela mastica: “Le queda un poco más”.

Virgilio, se llama mi abuelo, y los raivoli no saben nadar.

Imagen de Joe Casarrubios

El fantasma de mi padre

Desde que murió mi padre veo fantasmas. A él, para ser exactos. No lo veo en todo momento, para alivio de mi mente. Básicamente se me aparece cuando las circunstancias de la vida me ponen en un aprieto. Mi padre siempre destacó  por poseer una acusada personalidad, con ideas insobornables y una dirección vital muy definida. A su lado, soy una mala copia, lleno de complejos e inseguridades.

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