Ganchitos

Imagen de Iván Romero

El primer vagón de los trenes de cercanías tiene un faldón de chapa negro en la parte inferior que podría seccionarte la cabeza en menos de un segundo. Así. Tal cual. Rápido y seguro, sin margen de error. Sólo hace falta valor para depositar tu cuello en el raíl y esperar. Lo demás es un instante, un momento suspendido en el miedo. El crepitar de las vías, el silbido del tren en la noche, la luz de los focos como acusándote de algo. Y ya. Crujen huesos. Salpica la sangre en el cristal del maquinista y una cabeza rueda por el terraplén. Nada más. Supongo que algunos se encargan de limpiar el estropicio, reconocen el cadáver como pueden y luego se van a casa, se ponen delante del televisor y miran el partido del Barça contra el Madrid de semifinales de la Champions League. Gracias a la decapitación, el maquinista puede pedir su ansiada baja por depresión y así llevarse a sus hijos a Eurodisney en una improvisadas vacaciones. Seguramente, el suicidio no sería en vano si así fuera. Aunque nunca supieras el resultado del Barça-Madrid, ni las peripecias de la familia del maquinista por París, podrías irte de este mundo con la convicción de que has hecho feliz a alguien. Piensa una cosa. Piensa. Imagínate lo afortunados que pueden ser los forenses si trituras tu cuerpo bajo las vías del tren. Al no ser cuerpo, todo se acaba antes: dos fotos, una muestra de ADN y a casa, a ver el partido, que se juegan mucho los de Tito Vilanova. Una semifinal siempre es una semifinal. Mientras disparan las fotos no estarán pensando en ti, ni mucho menos. Así que quítate de la cabeza (es lo único que te quedaría indemne) la idea de que se puedan compadecer, de que piensen en el por qué de tu cerceramiento, en los motivos que te han llevado a un acto de tal magnitud. Para ellos no existe tal magnitud. Sabrían que eras un hombre porque tus cojones estarían colgando en una señal de paso a nivel con barrera. Sus cabezas piensan, sí. Pero no en eso precisamente. El maquinista simularía un ataque de ansiedad (ya sabe de qué va todo esto, lo sabe muy bien....¿acaso crees que serías el primero?). Al resto, lo que de verdad le preocupa es que el supermercado esté abierto a su regreso y puedan comprar cervezas para meterlas en el congelador. ¡Ah!, se me olvidaba, y una bolsa de ganchitos. Un partido nunca es un partido completo sin una bolsa de ganchitos. Y que sean Chettos, por favor. Los auténticos.  

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