Прус Микита
“Mío coche favorrrito” aúlla Прус Микита al bajar del avión como un tornado fuerza siete. Después de haber atropellado al resto de viajeros del vuelo Kiev-Valencia para bajar el primero por la escalerilla, todavía tiene tiempo de cambiarle a un compañero de viaje un juego de cartas destrozadas de Pokemon por uno nuevo de Gormiti y de intercambiarle un paquete de Doritos por un chicle usado a una niña despistada. Прус Микита es simplemente Mikita, un niño ucraniano de ocho años de personalidad arrolladora que viene a pasar las vacaciones al sol de España en casa de su familia de acogida.
“Lentejas fu fú, arroz fu fú, macarrones fu fú, toda comida España fu fú”. Fu fú quiere decir caca, y es que a Mykyta sólo hay una cosa que le guste más que el "Trina" de manzana: el perrito caliente. Si por él fuera se alimentaría los dos meses que pasa aquí a base de hamburguesas, pizzas y hot-dogs. Su madre de acogida bromea con él cuando le rechaza por tercera vez un suculento plato de paella valenciana: “me gustaría ver qué comes en Ucrania”. El término fu fú es el más usado por él, porque pese a su demoledor carácter alegre nunca está de acuerdo con lo que se le ofrece: tiene la cabeza hecha de hormigón, y siempre quiere tener razón.
Su padre de acogida suele pasarse las vacaciones corriendo detrás de él, aullándole para que se esté quieto de una vez y deje de meterse en líos. “Papa motoklaina” finaliza la disputa Mikita. Sus padres de acogida han decido declinar la posibilidad de traducir “motoklaina”, aunque intuyen que no querrá decir nada agradable.
Cuando se vuelve a Kiev, antes de pasar por el control de policía, sus padres le avisan diez veces de que se revise los bolsillos del pantalón y vacíe su mochila de todos los objetos metálicos que ha ido acumulando a lo largo del verano y cuando a pesar de todo suenan todas las alarmas en el arco de control, Mikita imita a Harpo Marx en "Sopa de ganso" y empieza a sacar sin descanso coches, camiones, canicas, céntimos de euro, pistolas de cowboy y hasta un "Action Man" submarinista. Ante los ojos de asombro del funcionario que no acaba de creer cómo es posible guardar en un bolsillo tal colección de juguetes, Mikita avanza con paso firme y exclama finalmente: “policía en España fu fú, muy muy fu fú”.